Artículo de Opinión.-
Un año de fantasía. Por Pedro González.
Como si pasearan por un camino de baldosas amarillas, con la máscara de la sonrisa optimista y de forma angelicalmente colocada, caminan falsamente los socialistas portuenses. Quieren hacer creer que estamos en un mundo de fantasía, en el que todo va bien, y no hay nada de lo que preocuparse, pues intentan implantar una imagen irreal, tratando a la ciudadanía como si fuera ingenua.
Creen que con majestuosos corte cintas de los proyectos del mandato anterior se formaría una nebulosa fantasiosa, sin contenido sustancial alguno, que haría que los que ellos consideran sus votantes, se plegarían a sus designios. De esa forma, entendieron que vendiendo como propios la parada de guaguas, el Hotel Taoro, el Plan de Asfaltados o, por ejemplo, el proyecto de la piscina del Centro Insular de Actividades Acuáticas era suficiente. Consideraron que la población olvidaría que estaban en contra de este último proyecto y que, gracias a la presión de la misma y del Partido Popular, todo sea dicho, se está llevando a cabo. Eso sí, con cierto retraso. Viven, mientras caminan por sus baldosas amarillas, de utilizar sin ningún rubor los medios de la Administración Pública, que es de todos, para vender humo, y nada más que humo (“vapor progre”), con una visión absolutamente alejada de la realidad.
No obstante, no han tenido en cuenta que no basta únicamente con vivir de la herencia recibida, como lo es haberse encontrado con un remanente positivo de tesorería de 19.450.000 €, sobre el que mintieron, intentando hacer creer que habían recibido un Ayuntamiento con deudas. Para gestionar una ciudad tan importante como el Puerto de la Cruz, hace falta algo más que la improvisación, algo más que pan y circo, algo más que tratar de silenciar a la oposición. Por desgracia, la gestión socialista en este municipio se limita únicamente a esto.
Han dejado al margen de su camino una apuesta decidida por el Puerto de la Cruz, en la cuneta a la Playa de Martiánez, y en un cajón, para no volver a buscarlo, el contrato de servicio de limpieza de las vías del municipio, haciendo que nos encontremos nuestras calles y plazas como las que tenemos que ver cada día. Tampoco han llevado en sus alforjas, pues solamente les interesan las mediáticas, el proyecto de la sala - velatorio de La Vera, abandonando a su suerte a ese populoso barrio, después de haberles prometido, antes de su viaje, todo lo imaginable. Solamente un amigo del clan pudo volar a Tailandia, pagado por una televisión pública, pero es de suponer que se trata de una mera casualidad. A esto último no debemos darle bombo y platillo, ni siquiera metafóricamente.
En el trayecto iniciado por el socialismo, únicamente colocan macetas con las que se autoproclaman ecologistas, manteniendo al respecto, como en todo, un pensamiento acrítico, orillando la sostenibilidad de verdad, y rechazando así aplicar, entre otros, la tasa inteligente de recogida de basura. De forma hipócrita alaban esa propuesta del Partido Popular para, luego, a la hora de la verdad, desestimar su implantación. Lo importante para ellos es exponer al público una valoración de gobierno utópica, en la que se cuelgan medallas que no les corresponden, faltan a la verdad y, en el mismo cuento de fantasía en el que se encuentran, convertir en extraordinario lo ordinario. El problema de vivir en una ensoñación, más bien pueril, es que un día hay que despertar y, cuando se crean iluminados por el Sol, se percatarán que no habrán podido engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Cada vez que ponen un pie fuera de su camino fantasioso, las pocas veces que dejan de mirarse dentro de su espejo, la realidad les sobrepasa y se les cae el discurso del talante y la transparencia. Esa máscara es como una fugaz ilusión, que se difumina rápidamente mostrando su verdadera cara a quienes no les ríen las gracias, pues no les preocupa la ciudad, sino única y exclusivamente sus simpatizantes, y para ello ni disimulan en mantener, al menos, un mínimo de coherencia con su discurso político. Una y otra vez tratan de obstaculizar la labor de la oposición, dilatando de forma injustificada el conocimiento de los expedientes, e, incluso, con cuestiones tan infantiles como evitar que puedan acudir los concejales de la oposición a los actos institucionales, atacándolos igualmente con falacias difíciles de creer. El desgobierno de Marco - sin ese - González, del que no se sabe si representa el papel del Mago de Oz o el de Alicia de Lewis Carrol, es cada día menos democrático, a pesar de los pomposos nombres que le proporcionan a las distintas áreas y concejalías y que, como se ha visto, no ha servido para absolutamente nada.
Este desgobierno sigue en el limbo, preocupado única y exclusivamente de su proyección en los medios de comunicación y en las redes sociales, generando titulares de prensa de absolutamente todo, pero diciendo una cosa por la mañana y la contraria por la tarde, como hicieron con la tasa por la ocupación de la vía pública. Nunca antes el humo había estado tanto de moda, pero como todas, pasarán de largo, y cuando la fantasía que nos quieren imponer con su retórica simplista finalice, su mala fe se pondrá al descubierto. En ese momento, se les acabará el cuento.
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