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Artículo de Opinión | Yo no me callo

Artículo de Opinión.-

Yo No Me Callo, por Pedro González



¿Significa la lealtad callar ante cualquier tropelía? Pues no. Eso no es más que una lealtad mal entendida. Solamente así se consigue explicar que, por ejemplo, el Director Ajunto Operativo de la Guardia Civil, Laurentino Ceña, hoy con afectado por el Covid-19, haya faltado a la verdad cuando manifestó que todos sus agentes contaban no sólo con un kit de autoprotección, sino también con un manual completo. 

¿Significa no luchar contra esta pandemia recordar que no estamos ante una simple gripe? Tampoco, ya que es bueno recordar, sobre todo para concienciarnos de la gravedad, que nos repetían una y otra vez, los socialcomunistas, durante más de un mes, que estábamos ante una simple gripe, no más grave que cualquiera que nos visita cada año. No sean alarmistas, reiteraban. Así, el 31 de enero, Fernando Simón Soria, Director del Centro de Coordinación de Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad afirmaba, literalmente, "no habrá en España más allá de unos cuantos casos diagnosticados". Claro, lo importante es que diez días antes Pedro Sánchez había declarado la emergencia climática. La sanitaria no era prioritaria. El 13 de febrero se suspende el Mobile World Congress en Barcelona. Los socialcomunistas se volvieron locos y arremetieron contra todos llamándolos alarmistas. De hecho, Pedro Sánchez afirma que la decisión que se había adoptado por la organización del famoso congreso no respondía a "razones de salud pública en España", y desde el Gobierno se recordaba a la población que no debía estar ansiosa.

Desde la oposición se venían pidiendo medidas contundentes para evitar la propagación de una pandemia, que ya había sido declarada así por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero se encontraron, una y otra vez, con calificativos tales como "xenófobos", "extrema derecha", "alarmistas", etc. Lo conveniente para los españoles, según el socialismo, era recibir a Torra (inhabilitado judicialmente) como si de un Jefe de Estado se tratase, defendiendo el diálogo con este personaje, permitir que los condenados por sedición salieran de prisión, “descarbonizar” España, tratar de aprobar una chapuza de Ley de Libertad Sexual y, cómo no, animar a todo el mundo a convertir el 8M en una fiesta socialista. Durante todo este tiempo, a pesar de los requerimientos de, entre otros, el gobierno del PP de Madrid, así como de toda la oposición, la respuesta se puede resumir en una frase de Pablo Echenique: "una gripe menos agresiva que la de todos los años”.

Hoy, desgraciadamente, hemos superado los 5.600 muertos. Personas que han fallecido en soledad, sufriendo, viendo como sus pulmones se encogían, y sin poder despedirse de sus familiares. Una “simple gripe” como la definían los socialcomunistas se los ha llevado. 

¿Es desleal decir que no es correcto que Pedro Sánchez salga a la prensa colgándose medallas? Esto es, tenemos que mantenernos impasibles mientras tenemos a un presidente que, en lugar de pedir perdón, sale en un discurso a la nación, plagiado como no podía ser de otra forma, diciéndonos que todo se ha hecho bien. El mismo que agitó a las masas porque hubo que sacrificar a un perro por el ébola, ahora nos deja 5.600 muertos y los que, para nuestra desdicha, todavía quedan.

Los mismos fanáticos de izquierda que piden despolitizar esta crisis, son los que ahora inventan bulos contra anteriores presidentes nacionales y regionales a los que tratan de culpar de esta tragedia. Una catástrofe que se pudo evitar si, quienes tenían la información (el gobierno de la nación), no hubiese antepuesto la celebración del 8M, y para ello la necesaria prohibición de cualquier evento multitudinario, a la vida de las personas. Hasta el New York Times, tantas veces utilizado por la izquierda, critica la nefasta gestión de quien nos llevará a la ruina.

¿Por qué es inadecuado manifestar que no se ha oído a ningún “anticasta” renunciar a su sueldo? ¿Ya no es necesario hablar de reducir los privilegios a los políticos? Ni siquiera es posible, porque así el credo socialista lo prohíbe, hacer reflexión alguna sobre la utilización de clínicas privadas por los dirigentes socialistas. Lo único que se permite, porque parece que es lo único políticamente correcto, tratar de realizar una - fallida, por cierto - protesta contra su Majestad el Rey, para desviar la atención, mientras siguen disfrutando de privilegios médicos y cobrando sus sueldos, aquellos que perciben gracias a su discurso contra ellos.

Los hospitales están ya en el colapso. Los sanitarios están superados. Se deja ya morir a los que por razón de edad tienen poca esperanza de vida. No existe ni vacuna, ni medicación para paliar los efectos de esta "simple gripe”, como nos repetían una y otra vez. Pero, ni quejarnos de la torpeza en comprar test nos dejan. Podemos ver cómo se inventan periodistas, sacan “memes” para difundir en las redes sociales, y funcionan como un acordeón con sus mensajes. Manipular la información sí lo sabe hacer bien la izquierda. Dotar de material sanitario que salve vidas ya es otra cosa. Sin embargo, la libertad de expresión únicamente está permitida para el pensamiento único socialista. De esa suerte, quienes han vivido de agitar las redes sociales, ahora defienden lo indefendible, excusan lo inexcusable. Por supuesto, la responsabilidad siempre será de los demás, nunca de los socialistas. 

Da igual que lo supieran desde hace casi dos meses y lo ocultaran hasta después del 8M para imponer su ideología. No importa que hayan sacrificado miles de vidas porque era más relevante seguir su ruta ideológica. No tiene transcendencia que priorizaran perpetuarse en el poder antes de salvar a la población. Llegaron incluso a borrar del mapa a los expertos que les intentaban hacer ver que nos llevaban a la catástrofe. Despidieron a unos, prejubilaron a otros y demonizaron a todos. A los demás, los llamaron alarmistas, como poco. Lo importante era seguir la ruta socialista. Ya es sabido que desde enero sabían de la letalidad del coronavirus Covid-19 pero, ahora, la excusa es que se celebraron más eventos, para darnos a entender que no todo el mundo se contagio en las manifestaciones, como si eso no lo supiéramos. ¿Se creen que la gente es idiota? El problema está que durante casi dos meses ocultaron la información para poder celebrar el 8M y, por supuesto, durante ese tiempo se realizaron todo tipo de eventos. La cuarentena debió llegar antes, sea o no políticamente correcto decirlo. 

No obstante, claro, ahora ya no podemos decir lo que se hizo mal. Se nos recuerda que “ahora no es el momento de buscar culpables”. El problema es que los culpables siguen gobernando y, para nuestra desventura, siguen equivocándose en cada decisión que toman. Los mismos que ahora deben decidir como salvarnos son los que afirman que siguieron las recomendaciones de los expertos. Una mentira tan grande que ruborizaría a cualquiera menos a Pedro Sánchez que, cuando diga una verdad, tendrá una reacción alérgica por falta de costumbre. De esa forma, mientras nos anunciaba, mal, tarde e insuficiente, el estado de alarma, nos tranquilizaba diciendo que teníamos la mejor Sanidad del mundo para, pocos días después, decir que la misma está saturada como consecuencia de los recortes del PP. ¿En qué quedamos? ¿Tenemos una buena sanidad o está recortada? ¿Por qué no cuentan que Pedro Sánchez recortó 1.200 millones de euros del presupuesto nacional para Sanidad? ¿Por qué no cuentan que envió cartas a los presidentes regionales para que recortasen en los presupuestos de sanidad de las distintas Comunidades Autónomas?.

Nuestra calamidad es que ya no quedan recursos sanitarios. Se están dando instrucciones de aplicación de medidas para catástrofes y, por tanto, si ya se tiene una edad, pues no hay tratamiento. Da igual que lleve toda la vida cotizando, no hay medios para devolverle lo que con su esfuerzo pagó. ¿Alguien se ha parado a pensar qué programas estarían haciendo Evaristo Mejide en Cuatro y Antonio Ferreras en La Sexta, por ejemplo, si con esta catástrofe de gestión no estuviera gobernado el socialismo?. La respuesta es clara. Se puede observar en cada comparencia en la que, atónitos los que ingenuamente puedan creer que nos contarán la verdad, observan como ya no permiten preguntas en las ruedas de prensa sino a las amigos del clan. Estas preguntas se formulan para dar una apariencia de transparencia que no es más que otra burda mentira más. 

Sin embargo, a pesar de los medios de comunicación que forman parte inherente del socialismo o, en algunos casos, ya plegados a él, y que se ha llevado por delante, vía censura (de los que se dicen amantes de la libertad de expresión), a Alfonso Ussía, Sánchez Dragó e Iker Jiménez, entre otros, ahora, por desgracia, la realidad se ha vuelto tozuda. Los muertos son cada vez más. Les toca desviar la atención. En lugar de preocuparse por la gravedad del asunto, lo que tiene importancia y urgencia para ellos es preparar el terreno para los indultos a sus "socios" condenados y, cómo no, buscar culpables en la derecha. Cuando el socialismo no tiene a quien culpar, salen a relucir sus carencias y lo pernicioso que es esa ideología para la humanidad. No son solidarios, son ... (cada uno tiene la libertad, de momento, de pensar lo que quiera).

En esa búsqueda de culpables, vemos como los de siempre, los agitadores de la izquierda, al mismo tiempo que sacan bulos y tratan de demonizar, una vez más, a la derecha, piden que no se politice la crisis sanitaria. Se olvidan de los 1.200 millones de euros que Sánchez recortó de sus presupuestos para Sanidad. Pues, para su información, el socialismo lleva ya dos años gobernando. A lo tonto, pero ya para dos años. No llegó ayer. Esos mismos que ayer defendían la libertad de expresión, hoy tratan de imponer el pensamiento único.

No se puede criticar la gestión del gobierno, so pena de ser vilipendiado por la izquierda. Debemos callar ante un régimen socialcomunista cuyo líder afirma que lo sustantivo es que tenemos "un buen internet". Llevan tanto tiempo inventando alertas anti todo que cuando ha venido una de verdad no han hecho más que mentir y meter la pata. El problema no es que sus errores nos cuesten dinero, nos cuestan vidas.

Portugal declaró el estado de alarma con 78 infectados. La España socialista con 3.150 contagiados conocidos invitó a todo el mundo a las manifestaciones del 8M. Pero no podemos decirlo. Es "politizar" el asunto, nos dicen. Después del 8 M, es decir, más de un mes ocultando la información, los casos aumentaron en una semana de 200 a más de 4.600. Tampoco podemos recordarlo porque no estaremos remando en la dirección correcta, nos recuerdan. Tampoco podremos hacer la más mínima referencia a que Marruecos no permite la entrada de españoles en su territorio, no vaya a ser que nos llamen xenófobos. Por cierto, ¿alguno sabe dónde están los del Open Arms?.

La gente muere en los pasillos de los hospitales, los que llegan, que están hacinados, sufriendo y en soledad, a pesar del esfuerzo de los sanitarios que están sin medios y sin descanso, pero lo importante es no buscar culpables ahora, a pesar que el socialismo sigue trabajando en el relato falso de la privatización, los recortes del PP, y que las ínfima donación del supuesto defraudador de Hacienda Javier Bardem (ínfima) es ejemplarizante, y las millonarias de Amancio Ortega mera promoción. Lo que se hubiese podido hacer con más de 600 millones de euros de los ERE y 2.500 millones más de los cursos de formación. Sin embargo, eso no importa, sino imponer la ideología.

Los que no tenga que salir para ayudar a los demás con su trabajo, lo mejor que pueden hacer es quedarse en casa. Es lo más sobresaliente para luchar contra esta pandemia. Pero eso no significa que debamos tener temor a ir en contra del silencio que nos tratan de imponer, a pesar que nos tilden de lo que quieran, ni dejar que impongan su falso relato. 



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